Cuentan los cronistas que
Pánfilo de Narváez –un hombre de Diego Velázquez- realizó la primera fundación
de La Habana
en el año 1515, en tierras ubicadas al sur de su localización actual. En la
actualidad grupos de investigadores trabajan para determinar su verdadero sitio
de origen.
Años más tarde, en 1519,
la ciudad devenida capital colonial en 1589, encontró asiento definitivo al
norte de la región occidental de la
Isla, al lado de una bella bahía de bolsa, muy abrigada y
conveniente para puerto y asentamientos humanos.
El 16 de noviembre de ese
año, a la sombra de una Ceiba que por allí existía, casi frente al mar, se
celebró la primera misa y el primer cabildo, y se declaró fundada la villa, con
el nombre de San Cristóbal de La
Habana.
Canal de entrada de la Bahía de La Habana
La Habana ha sabido conservar, como pocas ciudades
americanas, el patrimonio arquitectónico de su pasado colonial, que el viajero
no se cansa de admirar.
El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro es el
símbolo junto con el Capitolio y la Giraldilla de La Habana,
trazado por el ingeniero Juan Bautista Antonelli en 1585, su posición
estratégica en un cerro fue reconocida casi tan pronto como el puerto de la Habana empezó a adquirir la
importancia estratégica que tuvo en la colonia.
Palacios, mansiones
coloniales, plazas, calles adoquinadas, iglesias, antiguas fortalezas, viejos
muros... La hoy llamada Habana Vieja, por donde empezó a gestarse la urbe, es
uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de América. Posee 88
monumentos de alto valor histórico-arquitectónico, 860 de valor ambiental y
1760 construcciones armónicas.
En el Castillo de la Real Fuerza, en una de sus torres se encuentra La Giraldilla una historia de amor convertida en símbolo de La Habana
Tres de las principales fortificaciones de La Habana El Castillo de la Real Fuerza, El Morro y el Castillo de San Salvador de La Punta, así las tres rezan en el escudo de la
ciudad.
La Villa de San Cristóbal de La Habana, fue fundada en
nombre de los Reyes de España. El 16 de noviembre de 1519. Su denominación
surge de la fusión del nombre del santo escogido para bautizarla y del nombre
por el cual se le conoció en sus primeros asentamientos, pues el nombre Habana
proviene de un poderoso cacique de la zona llamado Habaguanex. Esa está
considerada la hipótesis más digna y más lógica sobre el origen del vocablo que
da nombre a nuestra capital, pues existen otras como que este proviene de una
corrupción de la palabra haitiana “sabana”, la extensión de tierra como la
conocemos; otra tesis plantea que viene de haven o gaven, que significa puerto
o fondeadero.
También se dice que proviene de la palabra aruaca “abana” que quería decir “ella está loca”; haciendo referencia a la leyenda de la india Guara.
También se dice que proviene de la palabra aruaca “abana” que quería decir “ella está loca”; haciendo referencia a la leyenda de la india Guara.
Almacenes San Josè
La Alameda de Paula.
El nombre de la Alameda procede de su
proximidad con el antiguo hospital de San Francisco de Paula, cuyas obras
comenzaron en 1664 junto a una iglesia aledaña, que con el paso del tiempo fue
también bautizada con la misma denominación.
El paseo más antiguo de La Habana exhibe con orgullo
condiciones suficientes para figurar en la preferencia de los visitantes que
acuden a la ciudad.
La Habana, en general, incluida su área moderna, tiene
un entorno humanista que genera calidez y acercamiento entre las personas. El
cielo azul, el sol y el mar, de presencia muy entrañable para sus habitantes,
nunca dejan de estar en contacto con el hombre, haciéndolo más sencillo, alegre
y fraterno.
Hoy por hoy es el
principal polo turístico del país. Hoteles de lujo, hostales confortables,
cabaret famosos y restaurantes con la mas variada gastronomía, tanto autóctona
como internacional, pueden satisfacer al gusto más exigente.
Otras de sus atracciones son las Plazas y los parques que la conforman.
A pocos
metros del Capitolio Nacional de La
Habana, entre las calles Amistad y Dragones, está el barrio
chino de la capital cubana, una vez el más grande e importante del Nuevo
Continente. Hoy no es el mismo de entonces, pero subsiste gracias al espíritu de
los viejos chinos que aún viven allí.
Urbe cosmopolita,
comunicativa y abierta, una ciudad que sabe
vivir su vida interior con verdadera intensidad y tiene interesantes misterios
por develar.