El 20 de mayo de 1902, a las doce horas del
día, se llevo a cabo en el Palacio de la Plaza de Armas, en La Habana, la ceremonia de
transmisión de poderes. Leonard Wood, gobernador militar de la Isla hasta aquel momento en
representación de los Estados Unidos, leyó dos documentos: uno firmado por
Theodore Roosevelt, presidente de la
Unión, y otro suscrito por él, con el carácter expresado.
Ambos estaban dirigidos al Presidente y al Congreso de la República de Cuba. El de
Roosevelt expresó sus votos por el buen éxito del nuevo gobierno y por el
mantenimiento de la amistad entre los Estados Unidos y Cuba. El de Wood, más
extenso, entrò en consideraciones acerca de la administración que cesaba y
declarò terminada la ocupación y el gobierno de la Isla por la Unión. Estrada
Palma leyó una corta exposición, dirigida a Wood, por la cual se dio por
enterado oficialmente de lo dicho por Roosevelt y Wood y admitió que Isla de
Pinos, quedaba bajo la jurisdicción
de Cuba, a reserva de lo que sobre su situación jurídica definitiva acordasen
los gobiernos de Washington y La Habana.
Máximo
Gómez izando la bandera cubana después del ceremonial del inicio de la Republica en 1902 Foto Gómez de la Carrera.
El cambio de banderas se efectuó en los mismos
momentos en que se producía en Palacio la ceremonia en que hablaron Wood y
Estrada Palma. Minutos después el Presidente de la República, requerido por
el del Tribunal Supremo de justicia, prometió por su honor desempeñar fielmente
su cargo, cumpliendo y haciendo cumplir la constitución y las leyes del país.
Estos actos, en los que no podía faltar una honda emoción, estuvieron
acompañados del entusiasmo delirante de las personas que en distintos
lugares de la capital de la Isla
participaban de la alegría de un hecho glorioso. Las mujeres y los hombres que
presenciaron la mudanza de pabellones aplaudieron y lloraron: sus vítores y
lágrimas resumían los anhelos y sacrificios de varias generaciones de
patriotas, de los que unos habían perecido en la demanda heroica y otros eran
actores y testigos del gran acontecimiento que a todos conmovía.
Los
sargentos E.J. Kelly y Frank Wundrock que tuvieron a su cargo el cambio de
banderas.
El hecho de que en los edificios
públicos ondease la bandera de la estrella solitaria simbolizaba mucho más que,
una transmisión de poderes: simbolizaba el advenimiento de Cuba a la soberanía
internacional. Ya la Isla,
desde el 20 de mayo de 1902, formaba parte del concierto de las naciones libres
e independientes. Lo que esto llevaba costado llenaba las mejores páginas de la
historia patria. En la mayor de las islas del Caribe se iniciaba una vida
nueva: la vida vigorizada y lustrada por la soberanía internacional.
Fue así que el 20 de
mayo de 1902, la República
de Cuba surge lastrada en su soberanía por la interesada mediación del naciente
imperialismo norteamericano. El peligro avizorado por José Martí pasa a ser
realidad. Como escribió Máximo Gómez en su diario de campaña, los americanos
amargaron, con su tutela impuesta por la fuerza, "la alegría de los
cubanos vencedores y no supieron endulzar la pena de los vencidos". Nuevos
mambises, con Fidel al frente, continuaron la obra iniciada por el Ejército
Libertador desde 1868 para que, en 1959, se hiciera realidad la República con todos y
para el bien de todos que soñó José Martí..
Desde aquella fecha hasta nuestros dìas la bandera de la estrella solitaria ondea en lo alto del Morro de La Habana.
Fotos: Josè M. Correa