martes, 18 de noviembre de 2014

Ocho leones y un paseo

  El Paseo del Prado.
Fue construido en 1772 bajo el gobierno colonial del Marqués de la Torre, Capitán General de la isla, que en aquellos momentos era una de las colonias españolas más florecientes de América. Su primer nombre fue el de Alameda de Extramuros o de Isabel II, por hallarse afuera de las grandes murallas que cercaban la ciudad.
El Paseo del Prado habanero fue por muchos años la avenida más importante y de mayor belleza de la Ciudad de La Habana. Hoy, a 242 años sigue siendo lugar de atracción no solo para el visitante extranjero si no para todos los cubanos también.
 La Fuente de la India o de la Noble Habana, es una representación donde figura la imagen de la mítica india Habana, esposa del cacique Habaguanex, regente de la zona antes de la llegada de Colón, del cual se cree que toma el nombre la capital de Cuba. Está ubicada en el extremo sur del Paseo del Prado, a unos 100 metros del Capitolio. Fue diseñada por el arquitecto Giuseppe Gaggini bajo el mandato del Conde de Villanueva don Claudio Martínez de Pinillos. Construida con mármol blanco de carrara, tiene una altura de tres metros.


Durante el siglo XIX  un tiempo se hizo solo peatonal pero en la segunda mitad de este  se empezaron a levantar a todo lo largo de su recorrido, grandes y fastuosas edificaciones neoclásicas que fueron a sustituir a las más antiguas, de estilo barroco y colonial.
 

 El Prado fue la primera calle asfaltada en La Habana, un verdadero suceso para la época, de ahí que se incorporó el automóvil en sus paseos. Al construirse en 1929 el Capitolio de La Habana  se eliminó una sección del paseo y se remodeló la que se mantuvo.

En 1902, con la intervención norteamericana, se lleva a cabo su reconstrucción, y el cambio de nombre a Paseo de Martí, en honor al apóstol de la independencia de Cuba, aunque el pueblo le siguió llamando "El Prado", por costumbre y por la gran semejanza que tiene con su homólogo madrileño.

Los leones

 Ocho apacibles y hermosos leones, de 86 años cada uno, son fieles  guardianes en el bicentenario Paseo del Prado habanero, a la vez que son testigos silenciosos de lo que acontece  a su alrededor. 

La Habana era el puerto más importante para España en el Nuevo Mundo, por lo que era necesario protegerlo de corsarios y piratas. Entonces se decidió  fortificar la bahía y se compró cientos de cañones para proteger y defender la ciudad, en fortalezas como el Castillo del Morro. Durante la etapa neocolonial, en pleno siglo XX, se comprobó que los cañones ya  resultaban obsoletos, por lo que se funde su bronce y se utiliza para crear las esculturas de los leones. En 1928, el Presidente de Cuba encargó el escultor francés Jean Puiforcat y al también escultor cubano y experto fundidor de bronce Juan Comas a esculpir los leones a gran escala para ser colocados a lo largo del Paseo. Los Leones siguen ahí y se han convertido en  símbolo de La Habana.

Dos de ellos se levantan majestuosos y firmes en el extremo norte de la vía, por la calle San Lázaro y frente al Malecón habanero, junto a la estatua del poeta Juan Clemente Zenea.

 La esquina de Malecón y Prado fue asiento del Hotel Miramar y, más tarde, del Miramar Garden, centro de reunión de la juventud bailadora de la época y lugar donde se celebraban movidas peleas de boxeo.

               Las farolas artísticas que acompañan a los leones.


Otros cuatro se alzan en el centro del paseo, en la calle Colón, y la pareja restante se halla al final del Prado, por la calle Neptuno y frente a la estatua del prócer revolucionario Manuel de la Cruz, también puede verse desde aquí en Prado y San Miguel  el Hotel Telégrafo, primero de La Habana con características hoteleras modernas.

El Prado sin sus leones, sería como La Habana sin su Malecón.

Bajo el Gobierno de Don Miguel Tacón y Rosique, militar y político español, quien fue Capitán General de la Isla de 1834 a 1838.  Se remodeló y amplió, construyéndose próximo al litoral, el edificio de la cárcel (desaparecido); el Teatro Tacón hoy Gran Teatro de La habana y el Campo de Marte al otro extremo para revistas militares. 
Avanzado el siglo XX perdió su carácter residencial y fueron ocupados los edificios por vecinos de poca solvencia, se convirtieron en viviendas colectivas y hospedajes para personas de pocos recursos. La inclusión de sus terrenos dentro de los límites del Centro Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, fue el factor preponderante en su nuevo renacer. 

1 comentario:

  1. Primero quiero de decir que la arquitectura de La Habana es bella, realmente hermosa, pero no se porque se le perdio el amor a lo nuestro y se dejo que todo se deteriorara tanto que todo esta en ruinas, debemos querer a La Habana cueste lo que cueste .....porque es nuestra y de nadie mas por lo que desde aca le ruego a las autoridades de la capital y del pais que por favor a toda prisa sea recuperada para beneplacito y orgullo de todos los cubanos, no esperemos que se pierda una arquitectura e historia que debmos dejar para las generaciones futuras. UN GRITO DE DOLOR DE LA HABANA POR FAVOR AUTORIDADESHAGAN ALGO PARA RECUPERARLA...WILLIAM

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