El Paseo del Prado.
Fue construido en 1772 bajo el gobierno colonial del Marqués de la Torre, Capitán General de la isla, que en aquellos momentos era una de las colonias españolas más florecientes de América. Su primer nombre fue el de Alameda de Extramuros o de Isabel II, por hallarse afuera de las grandes murallas que cercaban la ciudad.
El Paseo del Prado habanero fue por muchos años la avenida más
importante y de mayor belleza de la Ciudad de La Habana. Hoy, a 242 años sigue
siendo lugar de atracción no solo para el visitante extranjero si no para todos los cubanos también.
La Fuente de la India o de la Noble Habana, es una representación donde figura la imagen de la mítica india Habana, esposa del cacique Habaguanex, regente de la zona antes de la llegada de Colón, del cual se cree que toma el nombre la capital de Cuba. Está ubicada en el extremo sur del Paseo del Prado, a unos 100 metros del Capitolio.
Fue diseñada por el arquitecto Giuseppe Gaggini bajo el mandato del
Conde de Villanueva don Claudio Martínez de Pinillos. Construida con
mármol blanco de carrara, tiene una altura de tres metros.
Durante el siglo XIX un tiempo se hizo solo peatonal pero en la
segunda mitad de este se empezaron a levantar a todo lo largo de
su recorrido, grandes y fastuosas edificaciones neoclásicas que fueron a sustituir a las más antiguas, de estilo barroco y colonial.
El Prado fue la primera calle asfaltada en La Habana, un verdadero
suceso para la época, de ahí que se incorporó el automóvil en sus
paseos. Al construirse en 1929 el Capitolio de La Habana se eliminó una sección del paseo y se remodeló la que se mantuvo.
En 1902, con la intervención norteamericana, se lleva a cabo su reconstrucción, y el cambio de nombre a Paseo de Martí, en honor al apóstol de la independencia de Cuba, aunque el pueblo le siguió llamando "El Prado", por costumbre y por la gran semejanza que tiene con su homólogo madrileño.
Los leones
Ocho
apacibles y
hermosos leones,
de 86 años
cada uno, son fieles guardianes
en el bicentenario
Paseo del Prado
habanero, a
la vez que son
testigos silenciosos
de lo que acontece
a su alrededor.
La Habana era el puerto más importante para España en el Nuevo Mundo, por lo que era necesario protegerlo de corsarios y piratas.
Entonces se decidió fortificar la bahía y se compró cientos de
cañones para proteger y defender la ciudad, en fortalezas como el Castillo del Morro. Durante la etapa neocolonial, en pleno siglo XX,
se comprobó que los cañones ya resultaban obsoletos, por lo que se funde
su bronce y se utiliza para crear las esculturas de los leones. En 1928,
el Presidente de Cuba encargó el escultor francés Jean Puiforcat y al
también escultor cubano y experto fundidor de bronce Juan Comas a
esculpir los leones a gran escala para ser colocados a lo largo del
Paseo. Los Leones siguen ahí y se han convertido en símbolo de La
Habana.
Dos de ellos se levantan
majestuosos
y firmes en el extremo norte de
la vía,
por la calle
San Lázaro
y frente al
Malecón
habanero, junto
a la estatua
del poeta Juan
Clemente Zenea.
La esquina de Malecón y Prado fue asiento del Hotel Miramar y, más
tarde, del Miramar Garden, centro de reunión de la juventud bailadora de
la época y lugar donde se celebraban movidas peleas de boxeo.
Las farolas artísticas que acompañan a los leones.
Otros cuatro
se alzan en
el centro del
paseo, en la
calle Colón,
y la pareja
restante se
halla al final
del Prado, por
la calle Neptuno
y frente a la
estatua del
prócer
revolucionario
Manuel de la
Cruz, también puede verse desde aquí en Prado y San Miguel el Hotel Telégrafo, primero de La Habana con características hoteleras modernas.
El Prado
sin sus leones,
sería
como La Habana
sin su Malecón.
Bajo el Gobierno de Don Miguel Tacón y Rosique, militar y político español, quien fue Capitán General de la Isla de 1834 a 1838. Se remodeló y amplió, construyéndose
próximo al litoral, el edificio de la cárcel (desaparecido); el Teatro
Tacón hoy Gran Teatro de La habana y el Campo de Marte al otro extremo para revistas militares.
Avanzado el siglo XX perdió su carácter residencial y fueron ocupados
los edificios por vecinos de poca solvencia, se convirtieron en
viviendas colectivas y hospedajes para personas de pocos recursos. La
inclusión de sus terrenos dentro de los límites del Centro Histórico,
declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, fue el factor
preponderante en su nuevo renacer.
Primero quiero de decir que la arquitectura de La Habana es bella, realmente hermosa, pero no se porque se le perdio el amor a lo nuestro y se dejo que todo se deteriorara tanto que todo esta en ruinas, debemos querer a La Habana cueste lo que cueste .....porque es nuestra y de nadie mas por lo que desde aca le ruego a las autoridades de la capital y del pais que por favor a toda prisa sea recuperada para beneplacito y orgullo de todos los cubanos, no esperemos que se pierda una arquitectura e historia que debmos dejar para las generaciones futuras. UN GRITO DE DOLOR DE LA HABANA POR FAVOR AUTORIDADESHAGAN ALGO PARA RECUPERARLA...WILLIAM
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